
Había una vez un niño que se llamaba Washimalongo que era extremadamente gordo porque comía demasiados helados y su favorito era el de vainilla con manjarlúcuma y si es que no había esa combinación de helados se ponía a llorar y pedía que de todas formas fueran a comprar ese tipo de helados.
Un día cuando iba a comprar su helado diario sin darse cuenta fue transportado al "Lugar mágico de los helados de vainilla con manjarlúcuma" y sin darse cuenta que estaba en otro lugar, entró a la primera tienda de helados que había y compró el helado, y cuando acabó de comerselo, se dio cuenta de que podía volar, tenía termovisión, tenía súper velocidad, y todos los poderes que se pueden imaginar excepto invulnerabilidad a los ataques y vida eterna, y empezó a usarlos y a jugar con ellos, pero cuando obtuvo los poderes, volvió a su dimensión, pero nunca uso su súpervelocidad por peligro de ir a otra dimensión desconocida y estuvo muy feliz con sus súperpoderes.
Otro día un amigo del Washimalongo lo retó a usar su súpervelocidad, para ver que pasaba, pero Washimalongo se negaba por miedo de ir a otra dimensión, pero el amigo le decía que era un cobarde, y Washimalongo tuvo que aceptar porque no le gustaba que lo llamaran cobarde, y usó su súpervelocidad y como el sospechaba se fue a otra dimensión, y en esa dimensión perdió todos sus poderes y nunca más salió de ese lugar y se murió de hambre y ninguno de sus familiares supo que la había pasado y tuvieron que aprender a vivir sin él.