sábado, 17 de diciembre de 2005

El huevo cohete mágico

Después de un millón de años, la tierra había evolucionado por completo, como por ejemplo los árboles eran más grandes que un edificio de 1000 pisos y las palmeras eran el triple más grandes que el árbol, también las personas habían crecido mucho más en vez de medir 2 metros mas o menos median 30 metros y miles de cosas más, pero como en los años 1500 y 2000 ya se sabía que en un millón de años después se iba a apagar la luz solar, y en ese mismo día se había apagado el gran sol y se formó un hoyo negro en el espacio que se comería todo lo que ahí en el espacio pero antes de eso se había construido un huevo cohete capaz de viajar a la velocidad de la luz y hasta transportar más de un diez mil personas de 30 metros. Se subieron hartas personas y viajaron a la velocidad de la luz a otro sistema solar bien diferente, como donde haya un sol que durara por toda la vida. Viajaron hasta encontrar un planeta llamado “huevolandiamágico” en ese lugar no había vida pero se podía respirar, era como la tierra pero deshabitada, sin ningún edificio ni nada.

Pasaron un par de días, algunas personas verificaban si había agua y buena tierra para plantar los árboles y encontraron todo. Con la evolución de las personas construían todo para vivir en dos segundos o menos; vivieron todos en 10 edificios con todo hasta tele y cable para que vieran lo que quisieran a cualquier hora, lo malo es que un planeta se salió de orbita, explotó y los meteoritos se fueron en contra del planeta habitado “huevolandiamágico” y habían temblores cada 10 segundos pero como el planeta era tan duro y firme casi ni se sentían los temblores y entonces vivieron todos muy felices para siempre.

lunes, 5 de diciembre de 2005

Las cartas mágicas

Hoy día me compraron un juego de cartas mitos y leyendas muy bacán, yo jugaba todos los días con mis amigos y les ganaba hasta que un día del cartucho descubrí una parte que se abría y cerraba y entre medio de esa parte una frase que decía “Leyendas y Mitos salgan a atacar el mundo y domínenlo”, lo leí en voz alta y el cartucho se empezó a elevar y se rompió de tan grandes criaturas que salían de él, de pronto empezaron a derrumbar edificios tras edificios y yo harto de eso le pedí a un compañero que me prestara su cartucho para ver si tenía el mismo papel que yo, lo abrí y si lo tenía, lo leí de nuevo y acompañada de esa frase dije “Hagan lo que yo les diga”. Salieron miles de monstruos y todos al mando mío los hice que pelearan con mi propio mazo pero lamentablemente no le pudieron ganar, entonces se me ocurrió otra idea, decir otra vez la misma frase a ver si esas criaturas volvían a ser simples cartas. Y así fue.

Pero lamentablemente la gente quiso que esas cartas desaparecieran para siempre y yo con mis amigos tristes y aburridos, pero yo me acordé que había guardado 5 mazos y se los di pero obviamente sin esos papeles con las frases malas que liberan todas las cartas y destrozan todo y también les puse la condición que no se las prestaran a nadie más y no se las mostraran a nadie por muy confiable que sea incluyendo a los papás.

jueves, 24 de noviembre de 2005

Quintero cumple 10.000 años

Hoy día a las 6:00 de la mañana Quintero cumple 10.000 años. Fue fundado en el año 7995 antes de cristo por los esquimales y es donde yo voy de vacaciones todos los principios de año con mi papá, antes en Quintero había un pino gigantesco que era mío pero un día por la lluvia se derrumbó y aplastó la casa chica de nosotros y nos tuvimos que ir a vacacionar a la casa de atrás, toda húmeda, con más de treinta mil arañas y otros bichos que nos acompañaron a dormir. Pero un día yo quería abrir la puerta y sin querer rompí la llave y no pudimos entrar hasta ahora, pero por suerte ya sacaron la otra llave hundida y reconstruyeron la casa chica, y así podemos vacacionar allí, siempre y cuando yo no deje ninguna embarrada más.

viernes, 18 de noviembre de 2005

El notebook que quería ser algo

Había una vez un “Notebook” mágico que lo único que quería era vivir en paz, que no lo teclearan tanto o mejor dicho nada y solo poder volar como un ave y tener crías pero ese deseo se le cumplió y algún día quizás sea así:

En una tarde del día 17 de noviembre mi papá se compró un “Notebook” que quería solamente volar y ser libre, además quería tener una poderosa Internet para poder instalarse un antivirus muy poderoso, chatear por el Messenger 10.000 más avanzado del mundo, también meterse a páginas de juegos bacanes y lo logró porque lo guardaron en una parte, y se les olvidó, entonces pasaron millones de años y el computador que tenía vida fue evolucionando cada vez más y al fin cumplió lo que quería hacer hace millones de años. Empezó a volar con alas e hizo un nido en donde nacieron crías de notebook muy chiquititas y crecieron con el paso del tiempo y así fueron grandes notebook como el papá que por toda la vida cuidó muy bien a las crías que de pronto llegaron ser unos grande computadores como el papá.

martes, 8 de noviembre de 2005

La navidad ataca

En el 25 de diciembre recordamos el nacimiento de Jesús y lo celebramos de tal forma que un hombre llamado Viejito Pascuero nos trae regalos.

El día 25 de diciembre nos preparamos para navidad en la casa grande de mis primos y esperamos jugando “SUPER NINTENDO” para no aburrirnos. Un rato después, como las 11:40 de la noche, esperamos que pasen 20 minutos para que lleguen los “regalos monstruos” siempre con mi primo lo decimos así, pasaron y se apagaron todas las luces y después como de 30 segundos aparecen regalos fantásticos, los adultos lo leen y dicen los nombres, los abrimos y sale un muñeco grande llamado Drago que en realidad era un tremendo dragón que tiraba fuego desde sus orejas y boca, tuvimos muchos problemas pero después lo educamos y lo dejamos como un perrito guardián.

Todos fuimos al Polo Norte a hacer alegatos en contra del Viejito, pero después vimos algo negro detrás de su traje y le sacamos su traje y descubrimos que no era el Viejito Pascuero de verdad, era un ser del mal que nos quería matar a la mayoría de las personas y con algunas hacer ejércitos para dominar al mundo, pero por suerte yo tenía un experimento de hace como tres años, que por el tiempo se convirtió en un ácido mortal, porque lo había probado lanzando una gotita a un confort en el baño, y al final se lo tiramos y se murió, también desaparecieron las criaturas grandes que destruían todo lo que veían. Después fuimos a buscar al real Viejito Pascuero y lo encontramos pegado con una tela mágica que pegaba súper fuerte y no se despegaba con nada, con lo único que se podía cortar era con fuego, lo hicimos y nos agradeció, entonces pasó de nuevo a entregar regalos a todos los niños que estaban decepcionados de él. Y así los niños volvieron a ser felices por los juguetes que entregó el Viejito y no estuvieron nunca más decepcionados de él.

viernes, 28 de octubre de 2005

10.000 años después

En el futuro, cuando Chile se había cambiado el nombre a Choco, porque en ese futuro a todo el mundo le fascinaba el chocolate, habían casas que se trasladaban solas a donde tu querías o se pintaba del color que querías, los autos eran súper modernos tenía nitro para andar a la velocidad que querías y también cuando lo estacionabas era bueno porque apretabas solamente un botoncito y se convertía en una chequera imperdible o si se te quedaba en cualquier otro lugar y no la encontrabas tenía una alarma que la apretabas y la chequera venía a la justa velocidad de la luz esquivando todo sin chocar.

En los trabajos les pagaban por hacer comerciales de chocolate, ¡era terrible! Porque engordaban muchísimo y todos vivían en una casa del futuro y en un país chocolatoso y pacífico y muy amistoso.

miércoles, 26 de octubre de 2005

El transantiago mágico

Erase una vez en que mi papá y yo íbamos caminando y nos parecía extraño que no hubiese ninguna de las micros antiguas, entonces apareció otra micro con más colores y dos cabinas. Nos subimos en una de ellas y empezó a volar súper rápido, pero no tanto como la velocidad de la luz y así llegamos a donde queríamos, a nuestra parada solicitada en un sólo minuto.

De vuelta nos fuimos de nuevo en una de esas raras micros pero entonces viajó más rápido que la otra y pasamos a una dimensión desconocida, pero nosotros no sabíamos. Llegamos a nuestra casa y la estaba habitando otra persona, no sabíamos donde estaba nuestra casa verdadera, y después nos subimos en la misma transantiago y viajamos para el otro lado y llegamos donde antes vivíamos.

Después de eso decidimos destruir todas las transantiago una por una para que no pasara nada fatal de nuevo y mágicamente aparecieron las micros normales porque al parecer las micros normales estaban atrapadas en otras dimensiones como yo con mi papá que casi nos quedamos atrapados para siempre.

martes, 18 de octubre de 2005

La peste

Un día en que todo el mundo caminaba, no sabían que por alguna razón, pasaba algo. Los doctores hacían lo imposible para detenerlo. Así empieza:

En una tarde de cansancio por trabajar, los marcianos o extraterrestres fabrican una especie de líquido que sirve para que los humanos tengan una enfermedad imposible de sanar o eso es lo que creen los extraterrestres. En la mañana siguiente empezó a llover agua azul y la gente empezó a sentirse mal producto de la lluvia y entraron a sus casas a refugiarse, de pronto notaron que tenían peste “marcianica”, las pintas eran verdes y las personas se podían morir después de dos semanas. No sabían que hacer estaban desesperados, entonces repentinamente apareció un mago que acabó con la peste y con los extraterrestres con su magia y les dijo que para invocarlo tenían que gritar “Maguito” y los volvería a salvar con su magia contra las cosas malas.

viernes, 7 de octubre de 2005

La ida a Malloco

Ayer con mi curso fuimos a Malloco la verdad es que todos los años vamos pero este año fue el mejor porque fue una aventura en todas partes, esta es la historia:

Nos fuimos en un bus todo malo porque se le salían las partes de los asientos y otras cosas, pero igual llegamos, entramos y con unas amigas mías fuimos a un lugar donde había un muerto o algo parecido porque había una cruz marcada con un dedo entonces empezamos a cavar y encontramos una cabeza de una gallina, una pata, una ala, y el cuerpo, después les fuimos a avisar a los demás y tomamos todas las partes de esa gallina y las enterramos cerca de una capilla y un papelito que no alcancé a leer, pero lo raro es que nadie sabía que había una gallina o no se acordaban porque según ellos nunca jamás se les había muerto una gallina y tampoco tenían gallinas, pavos y ni ningún animal por el estilo.

martes, 4 de octubre de 2005

Aventura en Horcón

Una tarde en que estaba en una cabaña de Horcón, se le ocurrió a mi mamá bajar a Cau-Cau, estábamos caminando en un lugar estrecho y seguíamos pasando hasta que se empezaron a caer los árboles al frente de nosotros, pero tuvimos suerte porque logramos pasar.

Pensando que ya no iba a pasar nada, llegamos a un pasadizo para llegar a la playa de Cau-Cau pero no fue así, se empezaron a cerrar las paredes mientras nosotros corríamos para salvarnos, llegamos a las escaleras largas y empezamos a correr, no importaba como fueran las escaleras nosotros corríamos y corríamos hasta que de pronto todo paró sin explicación.

Cuando llegamos a la playa había miles de gaviotas gigantes que nos querían aplastar pero aunque ellas volaran nosotros siempre fuimos mas rápidos y llegamos a la casa y nos acostamos, de pronto escuchamos ruidos y se empezó a mover la casa, y yo me asuste y...

Más tarde sonó un sonido y me desperté, que bueno que había sido un sueño o mejor dicho una pesadilla que por suerte terminó.

jueves, 29 de septiembre de 2005

El fantasma de Santiago

Una noche de halloween cuando todos los niños iban a pedir dulces y pasarla bien les aparecía a medio camino un fantasma flotando y los persigue hasta que desaparecen cuando llegan adonde sus papás porque tienen una linterna y lo asustan pero los niños no entendían porque desaparece cuando a sus papás luego fue otro grupo de niños y le paso lo mismo.

Y más rato fue un niño con una linternita pequeña y lo alumbro y el fantasma como que se derritió pero lamentablemente el niño no sabía que el fantasma tenía una maldición que el que lo mataba el fantasma en realidad no muere si no que ese mismo fantasma se va a la casa del niño y entra a su pieza y todas las noches tiene pesadillas con halloween entonces cree que todo lo que le pasó fue verdad y a todos sus compañeros le cuenta y les da mucho miedo que no van nunca a su casa y ni salen de su casa.

miércoles, 28 de septiembre de 2005

Mi guarén en Horcon sufre un susto

Hace unas dos semanitas atrás una persona que conoció a mi mamá por el blog y las fotos de Horcon, nos invitó incluyendo a mi guarén a pasar un día y una noche acogedora en un departamento en Horcon con cable, con microondas etc.

La verdad es que todavía no pasa pero yo creo que la historia de Horcon con mi mamá va a ser así:

En una tarde partimos con mi mamá, yo y mi guarén a Horcon a pasarla muy bien llegamos primero a Quintero y de Quintero a Horcon entonces llega la noche nos acostamos y golpearon una vez la ventana como si quisieran entrar a robar pero lo raro es que estamos en el piso 17 además no tenía cara humana nos asustamos y vimos que se quedó toda la noche pegado y al final nos quedamos dormidos y al día siguiente estaban ahí todavía y ese mismo día le alegamos al que nos arrendó el departamento y nos explicó que habían niños que estaban en un techo y tiraban disfraces cada noche en el mes de halloween y nos digo que no nos preocupáramos.

jueves, 22 de septiembre de 2005

El niño que aborrecía las fiestas patrias

Un día un niño que aborrecía jugar los juegos chilenos (Trompo, volantines...) tenía muchas ganas de salir al parque y tirar piedras a los volantines de los demás y romperlos, los niños que tenían Trompos tomarlos pisotearlos y luego botarlos a la basura y así siguió todos los días hasta que su papá lo vio y lo castigo por 20 días sin TV.

Entonces pasaron los días y siguió con lo mismo entonces su papá fue más severo y lo inscribió en un colegio de un mes para aprender a querer a la patria y a sus juegos.
A un día de terminar las clases le hicieron la prueba a todos y todos aprendieron a jugar todos los juegos y amar a la patria, entonces su papá le dijo que le dijera a todos los niños que les gustaba encumbrar volantines y jugar con trompos y empezó a jugar con ellos.

viernes, 16 de septiembre de 2005

El pedazo de hilo embrujado

Había una vez en que yo hacía una pulsera para mi mamá, pero cada día yo seguía poniéndole mostacillas y al día siguiente estaba sin nada, en un ratito más pensé que pudo caerse sola y empecé de nuevo.

Al día siguiente se cayeron de nuevo, empecé de nuevo pero en la noche lo dejé con algo pesado para que no se cayeran y también me quedé despierto vigilando. Entonces pasó que la canasta se cayó y el hilo se empezó a mover y votó las mostacillas, se estiró un poco y recogió la canasta y se la puso encima como si no hubiera pasado nada y me dije a mi mismo que el hilo debe estar embrujado y lo decidí cambiar.

Al día siguiente puse un nuevo hilo, me quede de nuevo despierto y vigilé si habían cambios o no. El hilo no se movió en toda la noche, y el otro hilo lo corté en mil pedazos para que no pasara nada y así nada nos molestaría en la noche.

miércoles, 7 de septiembre de 2005

La carretera mágica

En una tarde de sol muchos niños y papás salían de vacaciones de fiestas patrias y siempre querían ir a un lugar entonces después salía por arte de magia un camino que se dirigía al destino de los niños y papás, y siempre lo tomaban, entonces sucedió algo, nunca regresaron, el papá que iba manejando se hipnotizaba y corría el mismo camino hasta que se acababa la bencina, lo mismo sucedía con los buses aunque tenían que llegar a otro destino, pero también los pasajeros molestaban al conductor.

Hasta que un día casi todos los habitantes de Chile quedaron hipnotizados y los chinos tomaron todo el país y no utilizaron la carretera mágica.

jueves, 1 de septiembre de 2005

El pino en la colina

Érase una vez un pino que estaba muy triste en la colina y muy solito, nadie lo iba a visitar. Y al día siguiente cayeron como por arte de magia puras semillas de diente de león, en un ratito más tarde cayeron semillas de cardenales, otro ratito más cayeron hortensias y por último puras semillas de flores de todos los colores. Y otro día siguiente el pino despertó viendo en su territorio puras plantas de todos los colores y de esa forma muchas más personas fueron a visitar ese territorio y a sacar patillas de flores para poner en su jardín, pero obviamente con la condición de dejarle la mayoría de las flores a ese pino, y por siempre quedo feliz.

miércoles, 31 de agosto de 2005

Las moscas viciosas y las abejas malas

Un día dos o tres mil mosquitas fueron a jugar cerca de un panal pero sin abejas luego la mosca líder encontró el panal y fueron a sacar toda la miel posible pero sin darse cuenta que la miel era tan pegajosa se quedaron atrapadas con sus patas flacas. Al día siguiente las abejas llegaron y se enojaron tanto que esperaron un año para que se disecaran y las pudieran sacar más fácil, paso el año y llegó la navidad, pero como el viejito pascuero se dio cuenta de lo que habían hecho las abejas a las pobres moscas no le trajeron ningún regalo con miel y esas cosas si no que el viejito las castigó con una abeja gigante para que las mordieran con su boca y no molestaran más ni ser tan malo con los demás.

lunes, 29 de agosto de 2005

La mascota sonadora virtual

Hace una semana me compraron otra mascota pero era virtual, ese mismo día en la noche yo estaba durmiendo mientras mi mascota me pedía algo, pero yo no podía despertarla.

Al próximo día fui tan exagerado que llame a un exterminador pero que solo viniera con un hacha y entro a golpe con su hacha y le pego a mi mascota virtual y la terminó matando y lamentablemente no supe que le pasaba pero por lo menos me compraron una mas buena y que se llama “Tamagtotchi connection” y en la noche no molesta nada.

miércoles, 24 de agosto de 2005

Mi primer mascota (speeddy)

Había una vez un niño llamado Diego que quería un hamster hembra común pero que nunca lo llevaban a la tienda.

El sábado como a las 10:30 AM salimos al shoping, a la tienda “petcity”, a comprar mi hamster, nos demoramos media hora pero yo no sentí como pasaba el tiempo por mi emoción, la compramos y al tiro le puse por nombre “speeddy”, que en español significa rápido. Ahora han pasado 4 días desde que la tengo; la cuido mucho pero es muy floja, pasa todos los días durmiendo pero en la noche es como un show porque toma agua como loca, se sube al techo, escala como un mono y hace girar toda la noche la rueda, ella tiene suerte, mueve las patas toda la noche mientras nosotros estamos durmiendo y ella en el día pasa durmiendo y nosotros los niños y adultos tenemos que trabajar.

¡¡Me gustaría tener la misma suerte que ella!!

viernes, 19 de agosto de 2005

computador mágico

Había una vez un computador que mandaba millones de virus a todos los computadores del planeta pero uno muy inteligente, tenía un protector de virus y el creo el virus más potente que destruía un computador.

Se lo mando y funcionó pero los demás computadores estaban ya infectados, pensando creó un programa quitador de virus más fuerte y funcionó, toda la catástrofe había terminado con todos muy felices.

martes, 16 de agosto de 2005

La guagua mágica

En una noche tan oscura como el universo estaba una guagua muy inteligente pero muy aventurera en muchas ocasiones, pero esta aventura va a ser la más difícil de las que ha vivido.

Otra oscura noche a la guagua la llamaron del espacio exterior para una misión de otro planeta, Júpiter. En Júpiter había muchos volcanes y muchas rocas gigantes y en el más grande volcán la guagua tenía que salvar a una persona que fue por casualidad a otro planeta, pero por mala suerte chocó con un volcán de Júpiter y se quedó ahí por tres días.

Lo salvó, lo metió en su nave de guagua y lo mandó a su destino sano y salvo; la guagua alabada por todos en la Tierra se convirtió en el niño más inteligente del mundo.

sábado, 13 de agosto de 2005

Mi hermana tiene un blog

Esta vez mi hermana tiene un blog aunque ella es mayor que yo.
Por favor métanse a su página, es: http://misterio-terror.blogspot.com y por favor también háganle muchos comentarios aunque no escriba tanto porque no tiene computador ;).

jueves, 11 de agosto de 2005

El monstruo

Un día, una niña y un niño fueron a casa de sus abuelos que quedaba en un pantano. Cuando llegaron a la casa el niño escucho un ruido como hecho por un monstruo o un ser hecho de cualquier otro animal, pero a la niña no le importaba y seguía tocando la puerta. El niño, de nuevo escuchó el ruido y le dió miedo pero entraron igual y como los abuelos eran sordos no escucharon los golpes porque estaban viendo la televisión.

Los niños no sabían que en el cuarto de almacenamiento había un monstruo tapado con una capa blanca y se fueron a dormir tranquilos, pero a media noche despertaron y escucharon ruidos, entonces la niña entró en el cuarto de almacenamiento y destapó al monstruo. Ella se asustó y se fue y encontró a su hermano atrás y le dijo que tenía razón que había un monstruo.

Los niños se pusieron a correr pero el monstruo se los tragó pero como el monstruo era alérgico a las personas estornudó y explotó dejando un líquido verde asqueroso y los niños escaparon de la casa.

Después de una hora, todos los pedazos del cuerpo del monstruo se juntaron y volvió a vivir comiéndose a los abuelos, sin estornudar, porque no era alérgico a los abuelos.

El monstruo quedo satisfecho y volvió a descansar sin despertar nunca jamás.

miércoles, 10 de agosto de 2005

Los búhos del Tata

Mi Tata tiene en su oficina muchos búhos, arriba de un estante. Hay como 30 búhos de diferentes tamaños y colores. De madera y de loza, también de cristal y uno muy chico medio peludo que parece real y me da un poco de miedo.
Están todos quietos y yo cuando voy a su oficina los miro mucho porque me gustan. Los cuento y los ordeno, pero siempre que estoy allá me parece que están en otra posición. Como si los movieran, pero mi Tata me dice que él no los mueve nunca.
Me he puesto a pensar que en la noche deben revivir y se ponen a volar por toda la oficina y luego cuando ya es de día vuelven a su puesto pero como no se acuerdan se ponen en cualquier lugar y por eso los pillo en distintas partes después.
Una de estas noches le voy a decir a mi papá que me acompañe para que pillemos a todos los búhos volando.

lunes, 8 de agosto de 2005

Adornos caminantes

Había una casa llena de adornos, y una noche en que todos dormían los adornos cobraron vida y comenzaron a romper todo dentro de la casa. Los niños escucharon mucho ruido y fueron a ver que pasaba y encontraron la puerta de la calle abierta y la casa sin ningún adorno.
Pero esto pasó en todo el pueblo, en todas las casas del pueblo los adornos desaparecieron y las personas no sabían que pensar hasta que un día los encontraron todos en la India. ¿Cómo habrán llegado hasta allá? se preguntaron todos sin tener respuesta hasta que llamaron a un mago y los desembrujó a todos.

viernes, 5 de agosto de 2005

El mundo de los sueños

Había una vez unas gemelas que sólo tenían a su abuela Materna. Un día ellas querían que su abuelita les leyera un cuento, la abuela respondió que si y les dijo:

-¿cuál quieren que les cuente, los Tres Cerditos, Pinocho o uno de Piratas? y ellas dijeron al mismo tiempo: ¡uno de Piratas!

-Ya, Había una vez en una cueva... la abuela bostezó, en una cueva de piratas y la abuela se durmió e igual que las gemelas. Las gemelas con la abuela parecía que estaban como conectadas en los sueños porque las tres estaban en el mismo sueño de los piratas.

Bueno, aparecieron los piratas y un Capitán que decía:-quiero salir de este mundo asqueroso de sueños pero.. si consiguiera la piedra mágica podría ser el rey del mundo de los sueños y el mundo real, pero donde podría estar...

-¡Ya mis piratas a buscar esa piedra!

- ¿esta es jefe?

- No, es una que brille

-¿Será esta jefe?

- ¡Esa es!, ahora nadie va a intervenir mi camino al mundo real dijo el Capitán.

Pero justo en ese momento la abuela y las gemelas despertaron y dejaron en ruinas al Capitán y pensaron en el maravilloso mundo de los sueños esperando con ansiedad verlo de nuevo.

miércoles, 3 de agosto de 2005

La familia Bloguera

Cuando era chico vivíamos todos juntos y luego cuando mis padres se separaron pasó mucho tiempo hasta que mi mamá se junto con el Fernando Meza y le enseñó a mi mamá como hacer un Blog y después mi mamá le enseño a mi papá y por último mis papas me enseñaron a hacer mi propio blog de cuentos.

Los de mi papá se llaman Ni ciego ni sordo ni mudo y Consultoría Tributaria, los de mi mamá se llaman La Libélula y La revolución de los blogs, el mío es este y el de Fernando se llama Periodismo Global.

martes, 2 de agosto de 2005

La invasión de la Tierra a Marte

Un día el hombre ya tan avanzado ha creado un casco en donde se puede respirar en cualquier planeta por hasta casi 30 años y lo quiere usar para investigar y eliminar a los extraterrestres.

Ya decidida la ida a Marte, la NASA disparó el cohete y llegó a Marte en más o menos treinta segundos. Exploraron todo Marte y vieron como un Laboratorio gigantesco casi del porte de Plutón, entraron y vieron vida inteligente creando un cometa muy grande para aplastar la Tierra pero como por suerte ellos traían su armamento súper poderoso, instalaron la bomba en una parte en donde los alienígenas no la pudieron ver y le pusieron cinco minutos antes de que explotara, y se fueron a la nave, mientras se iban explotó la bomba y se destruyó todo Marte e incluso el Cometa quedando a salvo la Tierra.

lunes, 1 de agosto de 2005

El conejo Saltarín

En una tarde de sol a un niñito chiquitito le conpraron un conejo que saltaba y reboloteaba mucho, el niño se alegró y le gustó y le quiso poner Saltarín.

Saltarín podía escalar paredes y trepar árboles pero lo único que le gustaba más era escalar hasta el techo de un edificio, el siempre trataba de escalar los edificios pero el niñito lo impedia y durante la noche como sabían ya que le gustaba trepar a los edificios lo amarraron con una cuerda hasta que Saltarín tuvo una idea, como los conejos tienen que usar tanto los dientes decidió mascar y morder la cuerda hasta que se rompiera y lo logró, se escapó por un rato de la casa a un edificio y lo trepó pero saltó tan alto que no vió un trampolin y saltó sobre él sin darse cuenta y se cayó del edificio y tuvo la suerte de que paso un hombre y lo atrapó.

Al día siguiente el niño quería darle comida y vió que no estaba, pero el niño tuvo también tanta suerte que vió pasar al hombre que tenia a Saltarín, se lo pidió y el niñito quedó muy feliz de ver de nuevo a su conejito Saltarín y el conejo y el niñito quedaron muy felices para siempre.

Saltarín, quedó con una enseñanza, nunca más se iba a subir a los edificios.

jueves, 28 de julio de 2005

La prueba, La legaña y las vacaciones

Un día una tía llamada Gabriela tubo que hacer un trabajo para su universidad que era muy largo, entonces mi tía se lo pasó a mi mamá para que lo pasara al computador. Mi tía trabajó por una semana de noche a día, pero fue tanto lo que se quedó despierta que cuando la volvieron a ver, mi tía estaba cubierta de legaña asquerosa.

La llevaron a la Clínica Santa María para explicar como le iban a sacar toda la legaña pegada que parecía que estuviera muy pegada con kilos de silicona líquida.

Tuvieron una idea pero que era muy doloroso para la tía Gabriela, ésta era que tiraran con toda su fuerza hasta que se saliera toda la legaña, entonces lo hicieron y tiraron con toda su fuerza y le sacaron la legaña y con mucha suerte porque la tía Gabriela no tenía ningún tajo pero se notaba muy cansada así que le dijeron que descansara y que después trabajara hasta el día de la prueba de despedida de la universidad.

Llegó el día de la prueba, era súper larga pero como la tía estudió tanto se sacó un 7.0 y salió de vacaciones con sus amigas a la playa de Quintero, y fueron muy felices en sus vacaciones.

martes, 26 de julio de 2005

La llegada a Quintero


Un sábado asoleado en Santiago por la mañana me fui a la playa con mi mamá en el bus hasta Quintero, pero casi nos devolvimos porque la chapa estaba pegada o alguien trato de entrar y dobló la chapa, pero igual con la ayuda del maestro de las casas de allá levantó la puerta y se abrió.


Como mi jardín estaba tan bonito decidí plantar algunas cosas mas, y fue quedando más y más bonito con la ayuda del maestro quien siempre que yo no estoy lo riega muy feliz.

jueves, 21 de julio de 2005

Mi papá conoció a uno de los cuatro fantásticos

Recién salí del cine. Vimos con mi mamá los 4 fantásticos y recordé la vez en que mi papá me contó que conoció a la Mole. Fue hace muchos años, cuando él era chico y daban en la tele los 4 fantásticos en monitos animados.
Me contó que era su serie de monitos favorita y jugaba con sus hermanos, cada uno representando a un personaje. Como imaginarán, mi papá era la Mole o el guapo Ben, como decía siempre la Mole.
Pero un día, cuando volvía del colegio, que quedaba cerca de unos cerros, bien lejos y caminaba como una hora, se le apareció la Mole. Mi papá no lo podía creer. Se había hecho realidad su sueño.
Conversaron mucho rato, en un lugar en que nadie los viera. La Mole le enseñó muchas cosas, como se destruían rocas, por ejemplo, con un solo golpe o como se levantaban troncos muy pesados. Pero le hizo prometer que no le contaría a nadie que eran amigos, lo que mi papá cumplió hasta hoy en que me contó a mí, aunque se moría de ganas de contarle a sus hermanos y compañeros de colegio.
No sé si se enojara que se los haya contado a todos, pero me gustó mucho que mi papá fuera amigo de la Mole.

lunes, 11 de julio de 2005

La niña que siempre fue feliz

En una aldea nació una niña chica que le pusieron Leticia.
Leticia fue una inteligente niña y que le iba muy bien en el colegio, por lo tanto, cuando fue adulta fue muchas cosas: arquitecta, por un año vicepresidenta y muy pocas veces ingeniera civil. Pero en la que ganó más dinero fue en la arquitectura porque diseñó muchos planos de mansiones gigantes y muy bonitas de hartos colores. Y así le fue toda la vida, siempre bien sin ningún problema; era sana, se cuidaba sumamente bien y descansaba todo lo que tenía que descansar para que al otro día no amanezca cansada.

viernes, 8 de julio de 2005

La Cigarra y la Hormiga

En un bosque de mucho trigo, vivía una hormiga muy trabajadora que en estos momentos estaba recolectando triguito para el frío y muy pocas veces cálido invierno
Luego de recolectar el suficiente trigo que pudo se lo llevó a su madriguera y descansó un poco, pero la cigarra floja como siempre lo ha sido, estaba cantando al sol pensando que faltaba muchísimo para el invierno pero pasaron los pocos días y llegó el invierno. La cigarra se moría de frío y con sus ultimas fuerzas toco la puerta de la hormiga y la cigarra le preguntó: ¿Puedo comer contigo y te prometo que el próximo año no voy a ser floja y voy a juntar comida... la hormiga dijo que si a si fueron por siempre buenas amigas.

viernes, 1 de julio de 2005

El bosque seco

En un día de sol, vivía un árbol en un bosque seco, el tenía calor y estaba moribundo pero como un niño pasó a inspeccionar y a ver como estaba de seco ese bosque porque le habían contado sus papás y querían que su hijo fuera a verlo.

Pasó un largo rato de camino hasta que muy pero muy adentro del bosque vio un árbol moribundo que gritaba ¡¡¡¡¡¡¡¡AGUA!!!!!!!!, el niño trato de correr lo más rápido que pudo para traerle agua al árbol para que no muriera pero mientras corría se resbaló y se le desparramó toda el agua en el pantalón, pero sin importarle pensó en otro modo... siguió pensando... y dijo: ¡ya sé! voy a traer una manguera súper extremadamente grande y voy a regar todo, cumplió y regó todas las plantas que vio. Al día siguiente fue a ver las plantas y vio todo hermoso con plantas por todo el lugar y el árbol estaba más feliz que nunca.

martes, 28 de junio de 2005

La piscina de masa

Había una vez un niño que quería ir a una piscina por que hacía mucho calor. Llegó a la piscina con su toalla y se metió un buen rato, hasta que quien sabe por qué razón se cansó tanto de nadar, volvió a su casa y se durmió a las 6 de la tarde.
Al día siguiente, despertó medio mariado y teniendo alucinaciones de calor; después de un rato sin importarle lo que le estaba sucediendo, fue de nuevo a la piscina, pero esta vez no estaba tan cristalina y la estaba cubriendo una masa muy rara o algo por el estilo y siguió viendo alucinaciones, pero esta vez de frio y vió en estas alucinaciones que el agua estaba cristalina como la primera vez que la vió; se metió a la piscina y la piscina se chupó al niño.
Dos días después la mamá y el papá estaban muy preocupados y llamaron a la policía y le dijeron que su hijo había ido a la piscina y no había regresado en estos dos días.
Los carabineros dijeron que ya iban a buscarlo a la piscina y los carabineros se metieron en ésta sin importarle la masa y fueron chupados y así sucesivamente con todos los habitantes de la ciudad y al final no queda nadie en la ciudad.

viernes, 24 de junio de 2005

El globo dormilón

En una tarde de otoño, el viento soplaba suavemente y arrastraba las hojas que caían de los árboles, los niños corrían y jugaban en el parque de los castaños.
Era un parque adorable, un pequeño estanque de patitos y una gran fuente lo adornaban.
Dentro de él, las horas no existían, todo era como si el tiempo se parase a descansar y de un bolsillo de mago salieran las mejores fantasías de nuestros cuentos preferidos.
Allí iban los ancianos a pasear, a recordar las historias de su vida y a aprender a soñar de nuevo.
Un payaso vendía sus globos de colores. Siempre estaba rodeado de pequeños que le veían inflar sus globos e imaginaban como estos partían hacia el cielo formando figuras.
¡Mirad, el globo rojo se ha escapado!. Gritaba: un niño.
¡Seguro que ha subido a las estrellas, gritó otro!.
¡Me ha dicho mi mamá, que los globos son como nuestros sueños que a veces se escapan y dejamos de creer en ellos, pero luego viene otro sueño y volvemos a estar contentos. Lo mismo ocurre cuando un globo se nos escapa, cogemos otro y volvemos a divertirnos.
El payasete del parque siempre estaba rodeado de sus globos.
Un niño rubio, de ojos oscuros, le preguntó:
¿Por qué los globos se hinchan cuando los pones en tu bombona?.
Los globos, respondió: el payaso, tienen dentro un gas, que es algo que flota en el aire, y ese gas, se llama Helio.
Cuando pasan las horas el gas se va terminando y el globito se deshincha.
¡Puedes hincharlo otra vez, sólo necesitas soplar muy fuerte y el globo volverá a esta gordo!.
Los niños al ver al payaso, corrían a comprarle globos.
El globo de nuestra historia nació así.
Globi, era fuerte, pues lo habían llenado mucho de helio y tenía un maravilloso color azul.
Abrió su boquita para despertar de su sueño. El globo, se vió rodeado de pequeñuelos y de un payaso.
Tanto quiso curiosear, que cuando el payaso fue a vendérselo a un niño el globo salió volando hacia el cielo.
El payaso no pudo hacer nada por evitarlo. Y el globo marchó libre en busca de aventuras.
Globi, comenzó a dar vueltas, hasta que su hilo quedó atrapado en el alero de un tejado. Intentó salir de allí, pero no pudo.
Cerca del alero, había una gran ventana, llegó hasta ella, inclinándose un poquito.
A través de ella, observó como unos niños jugaban. Estuvo horas y horas viéndoles jugar, hasta que se quedó dormido.
Todos los días se repetía lo mismo, él, los veía jugar y se sentía feliz, pero le daba un poco de envidia no poder jugar con ellos.
Se movía de un lado para otro para llamar su atención, pero no conseguía que los niños le vieran.
Dormía y Dormía, quería tener fuerzas para moverse más y más.
Por eso, siempre estaba dormido, se cansaba tanto, que cuando descansaba seguía soñando despierto pensando que tal vez un día, los niños le verían.
Un día, hizo tanto esfuerzo porque le vieran que se pinchó en un clavito que había en la ventana.
Al pincharse, el globo salió despedido, el hilo se soltó con fuerza, y se elevó muy deprisa, muy deprisa, hacia arriba.
Él, sabía que le quedaba muy poquito para quedarse sin aire, entonces se elevó más y más como queriendo tocar las nubes.
Se elevó por encima de las casas y de la torre de la iglesia.
Se iba perdiendo en la lejanía y al cabo de un rato ya no volvió a vérsele.
Se perdió para siempre en el atardecer, allí dónde el sol, ya se oculta.
Seguro que está junto a las estrellas, haciendo mimitos a la luna.

Tocotoc el Cartero Enamorado

Tocotoc el Cartero Enamorado
Desde muy temprano, Tocotoc, el cartero de Cataplún, sale a repartir las cartas y los paquetes por todo el pueblo. En un morral grande y resistente Tocotoc lleva los mensajes y regalos que amigos y familiares de otros pueblos envían a los cataplunenses.
A las siete de la mañana Tocotoc da unos golpecitos en la primera casa de su recorrido que suele ser la de Kupka, el zapatero.
– Toc-toc-toc...
– ¿Quién es? –dice el zapatero.
– Soy yo, Tocotoc. Te traigo una carta de tu hija Tris. Viene desde Achix.
– La estaba esperando desde hace varios días. Gracias, Tocotoc –dice Kupka, abriendo la puerta–. Oye, ¿me acompañas a desayunar? Tengo pan recién salido del horno.
– Gracias, amigo, pero voy de paso.
El recorrido continúa por la casa de Lino, el pintor. De allí, Tocotoc pasa a la casa de Alba, que tiene un gallinero. Luego siguen Dubi, que prepara los jugos de frutas más deliciosos de la región, Santi, el entrenador de fútbol; Sebastián, el carpintero, y Plicploc, el plomero. Así, de casa en casa, Tocotoc va entregando el correo que tanto esperan sus paisanos. ¡Qué felicidad sienten ellos al recibir las cartas que Tocotoc les entrega! y siempre, cuando el cartero toca a la puerta, es bienvenido y todos en Cataplún tienen gran amistad con él.
A Tocotoc le gusta mucho ser cartero. Además de poder visitar todos los días a sus amigos, le encanta examinar cada sobre con atención. Le divierte ver los dibujos y los colores de las estampillas y sobre todo tratar de leer en voz alta los nombres de los pueblos lejanos como Ylikiiminki, de donde le envían recetas de helados a Hummmm; Xicoténcatl, donde Choclos tiene una prima; Al-Hanakiyah, donde viven los tíos de Soad la tejedora, o Rarotunga, la isla donde vive Masomenos, un antiguo profesor de Cataplún.
Pero Tocotoc no fue siempre un cartero feliz. Hubo una época en la cual a pesar de lo mucho que le gustaba repartir cartas, no podía evitar sentirse cada día más triste. La causa de tanto pesar era que él, el propio cartero de Cataplún, no tenía nadie que le escribiera una carta y no tenía tampoco a quién escribirle. Tocotoc no podía evitar un hondo suspiro cada vez que entregaba una carta y, a pesar de ser amigo de todos en el pueblo, se sentía des-cartado.
En todo su recorrido por las casas de Cataplún sólo había un momento en que Tocotoc se sentía verdaderamente feliz. Era cuando llegaba el turno de entregarle las cartas a María, la costurera.
– "¡Qué linda es esa costurerita! –pensaba el cartero y se peinaba y se subía las medias antes de tocar a su puerta.
Toc-toc-toc...
– ¿Quién es? –preguntaba María.
– Soy yo, Tocotoc, y te traigo una carta de Nina la costurera de Ravapindi –respondía el cartero, con las mejillas todas rojas y el corazón que se le explotaba.
La costurera, que era muy trabajadora, nunca tenía tiempo para charlas con Tocotoc y apenas si se despedía. El cartero, por su parte, era tan tímido que no se atrevía a decirle que estaba enamorado de ella.
Una noche, mientras ordenaba las cartas que debía repartir al día siguiente, Tocotoc tuvo una idea que le iluminó el rostro con una gran sonrisa: "Voy a escribirle una carta a María. Le diré lo que siento por ella sin que sepa que soy yo". Y así fue como por primera vez en su vida, el cartero de Cataplún escribió una carta.
«Hola , María:
Espero que cuando abras este sobre estés contenta y no te hayas pinchado ningún dedito con la aguja de coser. Tú no me conoces, pero yo sí a tí y yo te quiero mucho.
Tú me encantas, Mari. Tus ojitos son como dos limones y tus mejillas como dos bellas manzanas. Tu nariz de frijolito es muy graciosa y tus labios parecen dos pétalos de rosa. Cuando veo un sacacorchos me acuerdo alegremente de tus cachumbos y por las mañanas, la miel del desayuno me trae a la memoria el color de tu pelito. María, eres una niña muy bella, yo te quiero mucho.»
Tocotoc dobló el papel y lo metió en el sobre junto con una florecita silvestre.
Al día siguiente Tocotoc salió a repartir sus cartas silbando de alegría pero al llegar frente a la puerta de María se puso muy nervioso.
Toc-toc-toc...
– ¿Quién es? –preguntó María.
– So-soy yo, Tocotoc. Te tra-traigo u-una carta.
– ¿De dónde viene? ¿De quién es? –dijo María emocionada al abrir la puerta.
– No, no sé –dijo Tocotoc con las mejillas todas rojas y el corazón que se le explotaba.
– Bueno, hasta luego Tocotoc –respondió la costurera sin siquiera mirar al cartero.
Al día siguiente, cuando Tocotoc volvió a la casa de María para llevarle una revista, ella ya estaba esperándolo en la puerta desde mucho antes.
– Buenas, Tocotoc, ¿qué cartas me traes hoy? –preguntó impaciente la costurera.
– Buenas, María –dijo Tocotoc con emoción–. Te traigo una revista que viene de Ivigtut.
– Y... ¿nada más?
– No. Nada más –dijo Tocotoc.
– ¿No me traes otra carta como la de ayer? –preguntó María muy curiosa.
– No, María, nada más –dijo el cartero ordenando su morral con aire despreocupado.
– Bueno, hasta luego, Tocotoc –dijo María decepcionada.
Tocotoc se dio cuenta de que su carta había tocado el corazón de la costurera y como no quería que ella estuviera triste repartió rápido las cartas que le quedaban y se fue a su casa a escribir otra carta para María.
«Hola, María:
Ojalá te haya gustado mi primera carta. Te escribo nuevamente porque siento deseos de hablar contigo. Cómo me gustaría charlar contigo un ratico.
A mí me encanta pasear por el bosque, pero solo no me gusta ir, si tú me acompañas, ¡qué feliz sería yo!
Me gusta mucho cocinar pollo con cebolla y papas, pero me da pereza hacerlo para mí solo si tú quisieras comer conmigo ¡que feliz sería yo!
Me gusta jugar a las escondidas, pero no tengo con quién jugar, si tú quisieras jugar conmigo, qué feliz sería yo.»
Tocotoc dobló el papel y lo metió el sobre junto con una florecita silvestre, como la primera vez.
Al día siguiente María estaba en el balcón de su casa esperando a Tocotoc desde muy temprano.
– ¡Hola, Tocotoc! ¿Qué carta me traes hoy? –preguntó la costurera apenas vio aparecer a Tocotoc en su calle.
– ¡Hola, María! –dijo el cartero, un poco más tranquilo que los otros días–. Te traigo estas revistas y... una carta.
– ¿Una carta? ¿De quién? –dijo María, quitándole el sobre de las manos al cartero.
– No lo sé –dijo Tocotoc risueño.
– ¡Oh! ¡Qué bueno! ¡Hasta luego, querido Tocotoc –dijo María casi cantando. Tocotoc también quedó muy contento por el resto del día.
Desde entonces el cartero empezó a escribir una hermosa carta de amor a María todas las noches. La costurera recibía el correo feliz y Tocotoc, al ver que sus cartas eran tan bien acogidas, escribía y escribía y escribía cada vez cartas más bellas.
Los días fueron pasando y Tocotoc quería confesarle su amor a María. Quería pasear y conversar con ella. Cada vez que le entregaba una carta y María preguntaba: "¿de quién es?", él siempre estaba a punto de contestar: "mía".
Pero Tocotoc era tímido y pensaba que la costurera nunca lo iba a querer como quería a sus cartas. María cada día se conformaba menos con sus cartas y deseaba conocer la persona que escribía aquellas frases tan hermosas. Su curiosidad empezó a crecer y a crecer...
Un día Tocotoc dejó la casa de María para el final de su recorrido, pues había decidido hablarle a la costurera. Pensó pedirle a María que le hiciera una nueva chaqueta de cartero, así tendría la oportunidad de estar más tiempo con ella.
Al llegar a la casa de María, Tocotoc se peinó, estiró sus medias y tomó aire queriendo darse fuerzas. Después de entregar la carta a la costurera, le dijo:
– María, quisiera que tú me hacieras una nueva chaqueta de cartero.
– ¡Claro, Tocotoc! Te la haré con mucho gusto. Sigue y te tomo las medidas –respondió María muy atenta.
En el taller Tocotoc se quitó su vieja chaqueta de cartero y María empezó a tomarle las medidas.
– Manga: 63 cm, talle 55 cm, cintura 87 cm –iba diciendo y anotando la costurera.
– Oye, Tocotoc, ¿por casualidad tú no sabes quién me envía esas cartas que me traes todos los días? –preguntó de repente María.
– Pues, es que... no, la verdad... yo no sé –respondió Tocotoc, tan nervioso que hasta le temblaban las piernas.
– Está bien ¡Qué pesar! –dijo María y siguió tomando las medidas a Tocotoc.
Cuando terminó, la costurera pensó: "¡qué cartero tan guapo!" Tocotoc se despidió rápidamente de María y se fue a su casa corriendo a escribirle otra carta de amor.
María seguía esperando las cartas que Tocotoc le traía y como pasaba horas leyéndolas y releyéndolas, no avanzaba mucho en su trabajo y cometía errores al coser la tela. A Tocotoc no le importaba nada su nueva chaqueta de cartero. Para él era un placer pasar horas probándose la costura de María y conversando con ella.
Una tarde cuando la chaqueta por fin estaba casi terminada, María le preguntó a Tocotoc si quería quedarse a comer con ella.
– ¡Claro, María! –contestó Tocotoc–. Pero yo cocino. Te preparé un pollo con cebollas y papas, que es mi especialidad.
– ¡Delicioso! –respondió María y quedó pensativa– "¿pollo con cebollas y papas? Eso me recuerda algo...".
Tocotoc había empezado a cocinar y ella tenía que poner los platos en la mesa y las flores, que, como todos los días, le trajo el cartero en un florero. Cuando las estaba arreglando cayó en la cuenta de que eran las mismas que el escritor misterioso ponía siempre entre sus cartas.
"Florecitas silvestres, qué casualidad..." –pensó María–.
El pollo que preparó Tocotoc quedó sabrosísimo; y cuando terminaron de comer, María le propuso al cartero que jugaran un partido de damas chinas.
– No, María, mejor juguemos a las escondidas, es más divertido –dijo el cartero espontáneamente.
María aceptó y se fue a esconder de primera. Cuando estaba entre el baúl en que guardaba los retazos, pensó nuevamente en las cartas y el cartero:
"...escondidas...".
Jugaron un buen rato hasta cuando la costurera se sintió ya muy cansada. Tocotoc, que estaba feliz y lleno de ánimos, al despedirse le dijo desprevenidamente a María:
– ¿Te gustaría ir a pasear conmigo al bosque mañana domingo? ¡Qué feliz sería yo!
– Está bien, Tocotoc –le contestó María.
Esta vez la costurera confirmó sus presentimientos y pensando y pensando se quedó dormida en un asiento junto a la ventana.
Al día siguiente Tocotoc fue a buscar a María para ir al bosque. La costurera le entregó la nueva chaqueta de cartero y él se la puso para estrenarla durante el paseo. Cuando ya estaban en el bosque, María le preguntó a Tocotoc mirándolo fijamente:
– ¿De qué color crees tú que son mis ojos?
– Son verde limón –contestó Tococot inmediatamente.
– ¿Y mis mejillas, Tocotoc? –siguió preguntando la costurerita.
– Son como dos manzanas –contestó Tocotoc sin mirarla.
–¿Y mi nariz? ¿No es cierto que es grandísima?
– ¡María! ¡Estás bromeando. Tú tienes una nariz de frijolito –dijo Tocotoc mientras recogía unas flores silvestres.
– Tocotoc, la última pregunta: Por la mañana, ¿tú qué desayunas?
– A mí me gusta tomar un vaso de leche y pan untado con bastante miel, mucha, mucha miel –contestó el cartero, entregándole a María un ramito de flores silvestres.
Sin saberlo, ¡Tocotoc se había delatado! Al regresar a casa la costurera se despidió rápidamente del cartero y se sentó inmediatamente a escribir esta carta:
«Martes 18 de mayo
Querido Tocotoc:
Espero que cuando abras este sobre estés contento y no te duelan los pies de tanto caminar. Yo te conozco muy bien y te quiero mucho.
Tú, me encantas, Tocotoc. Si tú quisieras prepararme ese delicioso pollo con cebollas y papas otra vez, ¡qué feliz sería yo! Si tú quisieras jugar conmigo a las escondidas otra vez, ¡qué feliz sería yo! Si fuéramos a pasear por el bosque otra vez, ¡qué feliz sería yo!
Además las flores que tu me regalas son las más lindas del campo; y tus cartas, mi lectura preferida. Me gustaría mucho hacerte otra chaqueta para estar contigo otra vez. Me gustaría hacerte muchas chaquetas más!
María.»
María dobló el papel y lo metió en el sobre con una florecita silvestre. Al día siguiente, cuando Tocotoc terminó de hacer el reparto, encontró una última carta entre su morral. "Para Tocotoc el cartero de Cataplún", decía el sobre... Toco-toc no lo podía creer. Finalmente, el cartero de Cataplún, por primera vez recibió una carta.

Una Pastilla... Dos Pastillas

Parece mentira pero así es. Cuando María del Sol se enferma, la Gata Nata también. Si la niña está resfriada, con dolor de cabeza o simplemente indispuesta, la Gata Nata maúlla como loca, se arrastra por el suelo y no prueba la leche de su platico.
Entonces mamá llama al doctor de niños:
– Aló, doctor, la niña se siente mal. No, no tiene fiebre; no, doctor, tampoco tiene tos. Está decaída y no quiere comer nada. ¿Una pastilla de qué?... Ah, sí, ... Ya lo anoté... Cada seis horas... Sí, doctor. Bueno, doctor. Muchas gracias. Buenas noches, doctor.
Después mamá llama al doctor de gatos:
– Aló, doctor, la gata está enferma. No, no sé lo que le pasa. Lleva dos días sin comer y se pasa el tiempo tirada en un sillón. ¡Ella que es tan alegre! Sí, sí... Muy bien... una pastilla cada seis hora... Yo le aviso cómo sigue la gatica... Muchas gracias, doctor. Buenas noches.
Mamá consiente a María del Sol, ... y a la Gata Nata también. Una caricia por aquí, otra caricia por allá y todas tres, en la cama grande, parecen sentirse mejor.
Mejor,... hasta la hora de tomar las pastillas. La pastilla de María del Sol es redonda, grande y amarilla. La pastilla de la Gata Nata es cuadrada, pequeña y rosada. Mamá comienza con María del Sol.
– María, linda, mira que pastilla más bonita. ¡Debe ser deliciosa!
– Yo no me puedo tragar esa pastilla tan grande –dice María del Sol.
– Nena, por favor. El doctor dijo que te ibas a poner buenita.
– Yo no me la puedo tragar –dice María del Sol.
– Mi chiquita, prueba con jugo de naranja. Mira, cuando estés bien, te llevo al parque para que montes en columpio.
– Yo no quiero –dice María del Sol.
Mamá intenta con la Gata Nata.
– A ver, Natica, vamos a darle buen ejemplo a María del Sol. Tú sí te vas a portar bien y te vas a tomar la pastilla.
La Gata Nata no abre la boca. Se voltea para un lado y sigue durmiendo.
– Gatita bonita. Yo te ayudo a tomarte la pastilla. A ver, abre la boca y toma un poquito de leche.
La Gata Nata no abre la boca. Se levanta y camina perezosa hasta la otra esquina de la cama. Estira todo el cuerpo, se vuelve una bolita y sigue durmiendo.
– Nata, Natica. Abre la boca y trágate la pastilla. Mira que ya me estoy poniendo muy brava.
Y mamá atrapa a la Gata Nata, le abre la boca a la fuerza y empuja la pastilla con el dedo. La Gata Nata maúlla, pega un brinco y se esconde debajo de las cobijas.
Mamá intenta otra vez con María del Sol.
– Ves, María, la gata se tragó su pastilla. Ahora te toca a ti.
Y mamá atrapa a María del Sol, le abre la boca a la fuerza y empuja la pastilla con el dedo. María del Sol patalea y se esconde debajo de las cobijas.
– Por fin –dice mamá–. Si los doctores supieran lo difícil que es cuidar a estas criaturitas. Seguro que los doctores no tienen ni niñas ni gatas.
Mamá se va a la cocina. María del Sol y la Gata Nata se acomodan bien en la cama y duermen tranquilas toda la noche.
Por la mañana, María del Sol y la Gata Nata amanecen muy bien. Desayunan leche y pan y salen a jugar al jardín. Mamá está contenta de verlas curadas y va de cuarto en cuarto arreglando la casa.
En el cuarto de María del Sol, mamá dobla la piyama, quita las cobijas, estira las sábanas. De pronto, ... debajo de la almohada, encuentra una pastilla redonda, grande y amarilla. Al lado de esa pastilla, encuentra otra cuadrada, pequeña y rosada.
– Menos mal que no se tragaron las pastillas –suspira mamá–. Por un momento creí que se las habían tomado al revés. –Después recoge las dos pastillas, las bota y termina de tender la cama.

Turbel, el viento que se disfrazó de Brisa

Erase una vez un viento cansado. Tan cansado que no era capaz de levantar los pies para dar un paso. A duras penas podía arrastrarlos.
Y tenía un montón de razones para estar así. Había perdido la cuenta de los otoños que pasó, de aquí para allá, arrancando hojas de los árboles. Venía de participar en cientos de huracanes y tornados.
En su larga lista de quehaceres cumplidos, figuraban también millones de tornillos desatornillados, mástiles de buques desamarrados, campos de trigo y de flores arrasados.
A estas alturas de su vida resultaban ya incontables los marineros que por Turbel –así se llamaba este viento– tuvieron que rifar las velas de sus embarcaciones. Mejor dicho, rasgarlas con un cuchillo, antes de que Turbel las destrozara.
Vivió siempre tan atareado que ni siquiera tuvo un rato para sentirse agotado. Y era un viento viejo. Tenía un pocotón de años encima. Andaba ya por los 2 millones 527 mil 320.
Sí, Turbel era un viento viejo que jamás había tenido tiempo para sentir fatiga.
Iba arrastrando los pies, con la cabeza agachada. Así nadie notaba que estaba ojeroso, sudoroso y maltrecho. Su estado era lamentable, la verdad.
En un momento, y sin saber por qué, levantó la cara –lo hizo con dificultad– y vio una nube que atrapó su mirada y lo dejó boquiabierto.
Era tan blanca, tan cálida, tan tierna... que no resistió las ganas de sentarse en ella.
Y por primera vez en su larga vida, pensó que no importaba el afán, que lo único que quería era descansar. Estirarse, abrir los brazos, dar enormes bostezos; y así lo hizo.
Se desplomó panza arriba y despatarrado, como si fuera un viento comodón.
Se enrollaba para un lado, se enrollaba para el otro formando un ovillo. En verdad estaba tan, pero tan a gusto sobre esa nube que no le importó que los días volaran sin querer hacer nada.
Ni siquiera le hizo caso al pí-pí-pí de su reloj que le anunciaba el comienzo del otoño en Chile y Argentina. Ni se inmutó cuando escuchó la señal enviada por los vientos del norte que necesitaban su ayuda para formar un huracán.
Resultaba tan placentero estar así, acunado en la nube, que terminó desconectando la alarma del reloj para que nada interrumpiera aquel deleite.
No recordó tampoco el SOS de Trombondó. Así se llama un viento que vive en el lejano Chocó, un rincón del mundo donde el mar abraza a la selva y no para de llover.
Trombondó necesitaba auxilio en su tarea interminable de estrellar nubes contra la montaña y convertirlas en lluvias. Estaba un tris desalentado y no quería que por su debilidad Chocó perdiera su fama como uno de los lugares más lluviosos de la tierra.
Pero Turbel prefirió seguir disfrutando de la quietud. Cuando no estaba dormido miraba en el cielo las estrellas que jugaban y las nubes pequeñas y blancas que se acercaban y alejaban al ritmo de la brisa.
Un día un aroma desconocido lo hizo incorporarse. Se asomó a una especie de balcón que tenía su nube y miró hacia abajo, hacia la tierra, pues desde allá subía la peculiar fragancia.
¡Quedó maravillado! No podía creer lo que estaba viendo. Se enderezó, se restregó los ojos y cuando recobró la calma se dedicó a observar.
La tierra era una alfombra con mil verdes distintos, salpicada de rojos, lilas, morados, amarillos, blancos y rosas.
– Debe de ser eso que llaman primavera. ¿Será? –alcanzó a dudar Turbel mientras se rascaba con uno de sus largos dedos la cabeza.
Se arrodilló y acercó su morral de cachivaches, una verdadera caja de herramientas que siempre cargaba.
Allí llevaba muchas cosas: un par de pesas para hacer ejercicios. Con ellos templaba los músculos del pecho y ganaba fuerza para soplar; pastillas para la garganta, pues a veces se le secaba de tanto aullar; hojas de eucaliptus y menta para preparar infusiones y hacer gárgaras; una brújula para no equivocarse jamás en su manera de girar, y miles de secretos más que Turbel guardaba con celo.
Pues bien, del fondo del morral de cachivaches, sacó unos pequeños binóculos y se dedicó a fisgonear la tierra. Vio los árboles cargados con flores de todos los colores. Algunos tenían tantas y tan grandes que sus ramas encorvadas tocaban el suelo.
¡Vio también tal cantidad de pájaros revoloteando...! Parecía que llegaban de un largo viaje. Todos cargaban al hombro un pequeño atadito, con las pertenencias más queridas.
Turbel los espió unos minutos. En los árboles, descargaban su equipaje y se dedicaban a fabricar sus nidos.
Ya no le cabía la menor duda: lo que estaba viendo era eso que llamaban primavera. Nunca le había sobrado un rato, para conocerla. ¡Como siempre viajó sin parar de aquí para allá, de norte a sur, de oriente a occidente para cumplir con puntualidad su apretada agenda!
Siguió examinando la tierra. Estaba realmente embobado. De repente vio algo que no le resultó del todo extraño: un árbol adornado de mil pinceladas lilas. Y se iluminó un recuerdo que tenía refundido en el fondo de su mollera gris: el de su abuela Brisilda.
Cuando Turbel era un viento bebé ella le soplaba cuentos e historias fantásticas. La abuela fue una gran contadora de cuentos. De los lugares más remotos recibía invitaciones para arrullar con sus relatos a los vientos recién nacidos.
Ella atendía con cariño cada llamado. Preparaba su equipaje: un costal pintado con lunas y estrellas, donde acomodaba los cuentos y las velas.
"Los cuentos sólo se dejan contar a la luz de una vela", decía Brisilda. Y ella tenía una vela especial para cada uno.
"Vela y cuento deben ser de igual tamaño, decía, para que se apaguen al mismo tiempo y se refundan juntas en el sueño".
Brisilda cargaba entonces velas cortas para los cuentos cortos, velas más largas para las historias más largas.
Cuando estaba lista se amarraba un pañuelo a la cabeza. Le gustaba que durante el viaje, las brisas jugaran con su cabello y le despejaran la cara. Una cara tan dulce que parecía hecha de algodón de azúcar.
Pues bien, la abuela Brisilda le habló con frecuencia a su nieto de los cerezos en flor: "Un árbol que en primavera se llena de pinceladas lilas y moradas: están suspendidas en el aire, como sostenidas de la nada". Así los describía. Estas pinceladas lograban embrujar a Brisilda.
"Sí, claro", pensó Turbel –mientras buscaba un acomodo que le permitiera curiosear mejor–: "Esos son los cerezos en flor".
Los miró y los miró largo rato. Eran tan frágiles, tan hermosos! Le pasó igual que a la abuela: quedó embelesado. Tuvo que enredarse en la baranda del balcón para no caer al vacío. ¡Estaba tan conmovido!
Y por primera vez en sus 2 millones 527 mil 320 años le dieron ganas de no ser un viento rápido destrozón.
Abrió de nuevo los ojos –los había cerrado de la emoción– y volvió a mirar hacia la tierra. Este viento en verdad estaba hipnotizado.
Y descubrió a una niña de trenzas negras y vestido de flores lilas, rojas y verdes. Se entretenía tratando de adivinar su cara reflejada en un charco de agua de lluvia.
Hasta los oídos de Turbel llegó el rumor de una canción que entonaba la niña. Formó una especie de caracol con las manos para escuchar mejor. Esto cantaba ella:
"Llora el viento en el cantode una nube sentadoy sus lágrimas lluevensobre mi mejilla rodando."
Turbel sintió deseos de ser brisa para hacerle cosquillas en el cuello. Pero claro, como era un viento veloz no podía hacerlo. Y tuvo una idea. disfrazarse de brisa.
– ¿Pero cómo? –se preguntó. Y quedó pensativo.
Tropezó con un problema: no estaba acostumbrado a fabricar pensamientos nuevos. Al fin y al cabo no los había necesitado en una vida en la que jamás se planteó un cambio de rumbo, un desliz.
Fue tanto el esfuerzo que la cabeza le empezó a dar vueltas; le dolía. Al fin se le ocurrió una idea: taponarse la boca con una mota de nube blanca; así no soplaría tan fuerte. Le pidió a la nube que le regalara una mota para realizar su plan.
La nube le dijo inmediatamente que sí. Ella misma se encargó de elegir la más adecuada. Turbel la acomodó, con cuidado, en el bolsillo de su chaqueta: Una chaqueta especial que usan los vientos para aguantar el frío que sienten cuando corretean por el cielo. Así la tendría a mano en el momento de actuar. Organizó su equipaje, el morral de cachivaches y cuando estuvo listo le zampó un besote a la nube y partió en dirección a la tierra.
Pensó que sería mejor hacer una prueba: "No vaya a resultar todo un desastre" –se dijo–. Frenó en seco. Provocó un verdadero alboroto, pues el cielo estaba anubarrado.
Sopló. Pero sopló igual a como lo había hecho durante su ya larga vida. La mota de nube blanca salió despedida, muy lejos, hecha pedazos.
"No soy brisa", se dijo Turbel desconsolado. Pero no se dio por vencido. Regresó a la nube –la quería ya como a una cómplice de travesuras–, y se sentó.
Y de nuevo le llegó el rumor de la canción que repetía y repetía la niña de las trenzas negras:
"Llora el viento en el cantode una nube sentadoy sus lágrimas lluevensobre mi mejilla rodando."
Dos inmensos lagrimones rodaron por las mejillas de este viento que tampoco había tenido nunca tiempo para llorar. Las secó con sus manazas. Frunció el ceño y así, cejijunto, se puso a pensar. Tenía que encontrar la manera de convertirse en brisa.
La nube decidió ayudar a su amigo a encontrar una solución. "¡Ya sé! –gritó cuando se le ocurrió una idea–. Te amarras las piernas; así no podrás correr!".
Las piernas de los vientos son como dos largos velos. Amarrarlas resultó una tarea un poco complicada. Turbel se elevó; se quedó quieto suspendido en el aire con las piernas flotando. La nube se colgó de la punta de una de ellas, se columpió hasta alcanzar la otra pierna y las amarró.
Cuando Turbel intentó caminar no pudo, se enredó, tropezó y ¡plof!, se fue de narices. La nube lo mimó un rato, pues quedó un tanto magullado. Luego, de nuevo, los dos amigos, cejijuntos, se pusieron a pensar.
Fue entonces cuando Turbel recordó que un día, casi un millón de años atrás, su abuela Brisilda le había regalado "El libro de las sorpresas: enciclopedia de palabras fantásticas". Era justo el momento de usarla.
Rebuscó en su morral de cachivaches. Estaba seguro de haberlo dejado en algún rincón. Sí, aún existía. Aunque era realmente añoso –sus páginas estaban amarillentas y sus letras borrosas– todavía se podía leer. Buscó la palabra clave: brisa, y encontró: airecillo.
Se tomó la cabeza con las dos manos y repitió en voz alta: "Airecillo: aire lento...".
Resultó ser más sencillo de lo que imaginaba. Si quería ser brisa simplemente debía cambiar de velocidad al andar. Olvidarse de su velocidad de ráfaga, y aventurarse en el mundo con un nuevo paso.
Se enderezó, echó a la espalda su morral de cachivaches, con un sonoro beso dio gracias a la nube y partió.
Pronto descubrió el secreto: saborear cada paso. Uno, dos; uno dos... fue avanzando lentamente... Y fue tanto lo que alcanzó a sentir con los pies, que lo invadió el placer de liberarse del afán que lo acompañó durante casi 2 millones 527 mil 320 años...
¡Con la pisada recién estrenada Turbel sentía, una a una, las nubes que navegaban, a su lado, por el cielo.
Las pudo hasta contar con los largos dedos de sus manos: una, dos, tres, cuatro...
Incluso se permitió fantasear: imaginó que una nube tenía forma de pájaro, que aquella de más allá era igualita a una cometa. Y cerró los ojos del susto, pues vio a una que parecía un fantasma.
Llegó a la tierra. Justo al sitio donde estaba el cerezo en flor y la niña que se había arrimado a su sombra.
Sopló suave, como lo hacen las brisas. Apenas dos o tres pinceladas lilas suspendidas en el aire, se desprendieron de la nada y cayeron sobre la mejilla de la niña.
Ella sintió una delicada cosquilla sobre su piel: abrió por un instante sus ojos y sonrió.
– ¡Caray! –dijo Turbel sorprendido. Se sentía mareado de tanta felicidad. Y no pudo resistir las ganas de ponerse a dar volteretas hasta que se convirtió en una brisa bailarina.
Levantaba hojas aquí, flores allá, formando pequeños remolinos. La niña se levantó y en medio de sonoras carcajadas, empezó a corretear tras ellos tratando de atraparlos.
Pasaron horas y horas y Turbel y la niña no paraban de jugar y de bailar. A ninguno de los dos les importaba que el tiempo pasara...
¡Eran tan, pero tan felices!

Mi guarén esta de cumpleaños con su super amigo Laucha el Peludin

Mi guarén, ( de todas las historias pasadas) está de cumpleaños, cumple 7 años e invito a un muy buen amigo pero muy fresco porque se quería comer el pastel solo y se ah quedado por dos días a dormir en mi propia casa, el día de hoy como yo estoy de cumpleaños el amigo del guarén con un tío mío llamado Álvaro y mi tía ayudaron a armar mi fiesta, pero antes de llegar a mi fiesta me regalaron una impresora súper buena, también me compraron un libro de Harry Potter y el prisionero de Azkaban y por último un súper riquísimo chocolate. Y muchos regalos más por otros familiares obviamente.

jueves, 23 de junio de 2005

Día del papá

Había una vez un niñito chiquitito llamado Arturo, que tenía 6 años y que también iba al colegio.

Ayer habían hecho el regalo del Día del Padre, que fue un lindo retrato de él; después hicieron un poema y llegó el día de entregarle el regalo y muy cariñosamente le dijo:
- Te amo mucho y te deseo un muy feliz día, y el papá le sonrió y le dijo:
- Muchas gracias hijo, te tengo una sorpresa muy grande para que la pasemos muy bien en mi día y es ir a jugar a la pelota como a ti te gusta tanto. Y así fue cada año.

viernes, 10 de junio de 2005

Las amigas y su casa inundada

El día de hoy a esta misma hora a las 3:14 las amigas flojas estaban cantando igual que la cigarra, feliz de la vida hasta que se les inundó la casa por tanta lluvia.

Se les pegaban las patas, se pegaban y luego cayeron a un alcantarillado y se las llevó al mar donde se transformaron en arañapez y viajaban en los barcos hundidos, encontraron tesoros y esqueletos de piratas, vivieron muchas aventuras más pero llegó el momento de despedirse del mundo marino porque ya había pasado el tiempo de 2 días para estar abajo del mar y volvieron a su casa, ya había dejado de llover y sacaron toda el agua con un balde y volvieron a ser las mismas flojas de siempre.

jueves, 9 de junio de 2005

El perro y su cachorro

Había una vez un perro que vivía solo y triste en una casa chica de perros, hasta que vio pasar a una perra en la mitad de la calle y se enamoró al tiro.

Trató de conquistarla con flores y un hueso pero no lo logro, después trato de nuevo con lo mismo pero con un hogar calientito para el invierno y con cachorros, la perra pensó un momento y aceptó. Después de 1 mes nació un cachorro llamado Junior muy bonito y chiquitito con manchitas café y blanquitas.

Un día mientras dormían en una casa grande de segundo pisos se escapó el cachorrito, subió las escaleras y se perdió en todas las puertas que estaban, más rato despertaron los dos juntos y vieron que no estaba el cachorro, lo buscaron por toda la casa menos por el segundo piso porque casi nunca subian.

Como no encontraron al cachorro en el primer piso lo fueron a buscar arriba con cuidado porque las escaleras crujían mucho y podían romperse, llegaron al segundo piso y entraron en casi todas las puertas menos en la última puerta donde estaba el cachorro, la última puerta era una pieza muy bonita con juguetes, con TV y pared Azul Mar, encontraron al cachorro durmiendo en el suelo y como los padres le gustó tanto esa pieza que se quedaron ahí para siempre.

El computador que siempre tenía virus

Un día unos papás compraron un computador que se lo regalaron a su único hijo Pedro.

Pedro siempre bajaba música, juegos, instalaciones, etc que venían con muchos virus y cada día el computador se volvía más lento, hasta que el computador se apagó con tanto virus e incluso lo mandaron a arreglar y nada pasó, lo mandaron donde los expertos en computación y tampoco le pasó nada ni una pequeña chispa ni sonido salía del computador hasta que no le quedaba más remedio que abrir ese computador y revisarlo y saber si era o no era virus, bueno le sacaron la tarjeta de sonido, intentaron y logró prenderse pero por muy poco tiempo, por casi 40 minutos solo para instalar un programa eliminador de virus y sacar todos los virus que Pedro había metido en el computador, y después Pedro quedo feliz sin bajar cosas raras de Internet y dejar limpio el computador.

martes, 7 de junio de 2005

En mi depto. hay una paloma mutante

Había una vez una paloma que siempre dormía en una parte del balcón acurrucada con su alitas y soñando muy feliz. Un día llegó volando un químico al balcón que parecía agua y se la tomó, después de media hora la paloma empezó a mutar poco a poco, otra media hora después se convirtió en la paloma mutante es decir que se convirtió en una paloma gigante y empezó a picotear y pisotear cada vez que alguien la molestaba o le pegaba.

Cuando estaba durmiendo un hombre le pegó y le gritó paloma tonta para de destruir nuestra ciudad, la paloma se despertó furiosa, escuchó y respondió al tiro y lo aplastó, como furiosa estaba la paloma furiosa estaba la gente. Las personas se juntaron e hicieron un grupo y se volvieron contra la paloma pero nada pudo detenerla.

Ya cansados de esa paloma utilizaron la última esperanza que les quedaba, invocaron a un mago para que transformara a la paloma en una paloma superhéroe que salvara a las personas.
Ahora cada vez que un maleante amenaza a una persona la paloma salva a la persona y los lleva a la cárcel.

lunes, 6 de junio de 2005

La Caperucita Roja

Ese día encontré en el bosque la flor más linda de mi vida. Yo, que siempre he sido de buenos sentimientos y terrible admirador de la belleza, no me creí digno de ella y busqué a alguien para ofrecérsela. Fui por aquí, fui por allá, hasta que tropecé con la niña que le decían Caperucita Roja. La conocía pero nunca había tenido la ocasión de acercarme. La había visto pasar hacia la escuela con sus compañeros desde finales de abril. Tan locos, tan traviesos, siempre en una nube de polvo, nunca se detuvieron a conversar conmigo, ni siquiera me hicieron un adiós con la mano. Qué niña más graciosa. Se dejaba caer las medias a los tobillos y una mariposa ataba su cola de caballo. Me quedaba oyendo su risa entre los árboles. Le escribí una carta y la encontré sin abrir días después, cubierta de polvo, en el mismo árbol y atravesada por el mismo alfiler. Una vez vi que le tiraba la cola a un perro para divertirse. En otra ocasión apedreaba los murciélagos del campanario. La última vez llevaba de la oreja un conejo gris que nadie volvió a ver. Detuve la bicicleta y desmonté. La saludé con respeto y alegría. Ella hizo con el chicle un globo tan grande como el mundo, lo estalló con la uña y se lo comió todo. Me rasqué detrás de la oreja, pateé una piedrecita, respiré profundo, siempre con la flor escondida. Caperucita me miró de arriba abajo y respondió a mi saludo sin dejar de masticar. —¿Qué se te ofrece? ¿Eres el lobo feroz? Me quedé mudo. Sí era el lobo pero no feroz. Y sólo pretendía regalarle una flor recién cortada. Se la mostré de súbito, como por arte de magia. No esperaba que me aplaudiera como a los magos que sacan conejos del sombrero, pero tampoco ese gesto de fastidio. Titubeando, le dije: —Quiero regalarte una flor, niña linda. —¿Esa flor? No veo por qué. —Está llena de belleza —dije, lleno de emoción. —No veo la belleza —dijo Caperucita—. Es una flor como cualquier otra. Sacó el chicle y lo estiró. Luego lo volvió una pelotita y lo regresó a la boca. Se fue sin despedirse. Me sentí herido, profundamente herido por su desprecio. Tanto, que se me soltaron las lágrimas. Subí a la bicicleta y le di alcance. —Mira mi reguero de lágrimas. —¿Te caíste? —dijo—. Corre a un hospital. —No me caí. —Así parece porque no te veo las heridas. —Las heridas están en mi corazón —dije. —Eres un imbécil. Escupió el chicle con la violencia de una bala. Volvió a alejarse sin despedirse. Sentí que el polvo era mi pecho, traspasado por la bala de chicle, y el río de la sangre se estiraba hasta alcanzar una niña que ya no se veía por ninguna parte. No tuve valor para subir a la bicicleta. Me quedé toda la tarde sentado en la pena. Sin darme cuenta, uno tras otro, le arranqué los pétalos a la flor. Me arrimé al campanario abandonado pero no encontré consuelo entre los murciélagos, que se alejaron al anochecer. Atrapé una pulga en mi barriga, la destripé con rabia y esparcí al viento los pedazos. Empujando la bicicleta, con el peso del desprecio en los huesos y el corazón más desmigajado que una hoja seca pisoteada por cien caballos, fui hasta el pueblo y me tomé unas cervezas. “Bonito disfraz”, me dijeron unos borrachos, y quisieron probárselo. Esa noche había fuegos artificiales. Todos estaban de fiesta. Vi a Caperucita con sus padres debajo del samán del parque. Se comía un inmenso helado de chocolate y era descaradamente feliz. Me alejé como alma que lleva el diablo. Volví a ver a Caperucita unos días después en el camino del bosque. —¿Vas a la escuela? —le pregunté, y en seguida me di cuenta de que nadie asiste a clases con sandalias plateadas, blusa ombliguera y faldita de juguete. —Estoy de vacaciones —dijo—. ¿O te parece que éste es el uniforme? El viento vino de lejos y se anidó en su ombligo. —¿Y qué llevas en el canasto? —Un rico pastel para mi abuelita. ¿Quieres probar? Casi me desmayo de la emoción. Caperucita me ofrecía su pastel. ¿Qué debía hacer? ¿Aceptar o decirle que acababa de almorzar? Si aceptaba pasaría por ansioso y maleducado: era un pastel para la abuela. Pero si rechazaba la invitación, heriría a Caperucita y jamás volvería a dirigirme la palabra. Me parecía tan amable, tan bella. Dije que sí. —Corta un pedazo. Me prestó su navaja y con gran cuidado aparté una tajada. La comí con delicadeza, con educación. Quería hacerle ver que tenía maneras refinadas, que no era un lobo cualquiera. El pastel no estaba muy sabroso, pero no se lo dije para no ofenderla. Tan pronto terminé sentí algo raro en el estómago, como una punzada que subía y se transformaba en ardor en el corazón. —Es un experimento —dijo Caperucita—. Lo llevaba para probarlo con mi abuelita pero tú apareciste primero. Avísame si te mueres. Y me dejó tirado en el camino, quejándome. Así era ella, Caperucita Roja, tan bella y tan perversa. Casi no le perdono su travesura. Demoré mucho para perdonarla: tres días. Volví al camino del bosque y juro que se alegró de verme. —La receta funciona —dijo—. Voy a venderla. Y con toda generosidad me contó el secreto: polvo de huesos de murciélago y picos de golondrina. Y algunas hierbas cuyo nombre desconocía. Lo demás todo el mundo lo sabe: mantequilla, harina, huevos y azúcar en las debidas proporciones. Dijo también que la acompañara a casa de su abuelita porque necesitaba de mí un favor muy especial. Batí la cola todo el camino. El corazón me sonaba como una locomotora. Ante la extrañeza de Caperucita, expliqué que estaba en tratamiento para que me instalaran un silenciador. Corrimos. El sudor inundó su ombligo, redondito y profundo, la perfección del universo. Tan pronto llegamos a la casa y pulsó el timbre, me dijo: —Cómete a la abuela. Abrí tamaños ojos. —Vamos, hazlo ahora que tienes la oportunidad. No podía creerlo. Le pregunté por qué. —Es una abuela rica —explicó—. Y tengo afán de heredar. No tuve otra salida. Todo el mundo sabe eso. Pero quiero que se sepa que lo hice por amor. Caperucita dijo que fue por hambre. La policía se lo creyó y anda detrás de mí para abrirme la barriga, sacarme a la abuela, llenarme de piedras y arrojarme al río, y que nunca se vuelva a saber de mí. Quiero aclarar otros asuntos ahora que tengo su atención, señores. Caperucita dijo que me pusiera las ropas de su abuela y lo hice sin pensar. No veía muy bien con esos anteojos. La niña me llevó de la mano al bosque para jugar y allí se me escapó y empezó a pedir auxilio. Por eso me vieron vestido de abuela. No quería comerme a Caperucita, como ella gritaba. Tampoco me gusta vestirme de mujer, mis debilidades no llegan hasta allá. Siempre estoy vestido de lobo. Es su palabra contra la mía. ¿Y quién no le cree a Caperucita? Sólo soy el lobo de la historia. Aparte de la policía, señores, nadie quiere saber de mí. Ni siquiera Caperucita Roja. Ahora más que nunca soy el lobo del bosque, solitario y perdido, envenenado por la flor del desprecio. Nunca le conté a Caperucita la indigestión de una semana que me produjo su abuela. Nunca tendré otra oportunidad. Ahora es una niña muy rica, siempre va en moto o en auto, y es difícil alcanzarla en mi destartalada bicicleta. Es difícil, inútil y peligroso. El otro día dijo que si la seguía molestando haría conmigo un abrigo de piel de lobo y me enseñó el resplandor de la navaja. Me da miedo. La creo muy capaz de cumplir su promesa.

miércoles, 1 de junio de 2005

Las aventuaras del Guarencito

Había una vez un Guarén gordo y peludo que decidió emprender un viaje al colegio de Guarenes Hispano Americano. El día de ayer el Guarén exploró su colegio en todas las salas de Kinder hasta el curso de IV medio y en todos esos cursos habían bancos, sillas, escritorios, estantes y pizarrones.

Al día siguiente exploró los laboratorios, en ellos había instrumentos, huesos de dinosaurios y muchas cosas que al guarencito le llamaron la atención.

Guarén anotaba cada cosita interesante que veía porque nesecitaba preparar una disertación.

El día de la disertación fue el 1 de junio y el tema fue la biblioteca. Y Guarén dijo: Yo fui a explorar la biblioteca y saque fotos de los libros importantes, también los estantes viejos que contenían libros muy antiguos. También escribí sobre los escritores más importantes, y son: Pablo Neruda, José Donoso, Marcela Serrano, Isabel Allende y Luis Sepúlveda.

Todos quedaron muy contentos con la disertación de este Guarencito Explorador el que se hacía cada vez más famoso con su blog.

jueves, 26 de mayo de 2005

La saga de Star Wars Episodio III

Resulta que ayer como las 4:00 de la tarde vi con mi mamá Star Wars Episodio III y que puedo decir ¿Qué es una saga muy conocida?.

Anakin uno de los Jedi más fuertes abandonó a su maestro Obi Wan, uniéndose al lado oscuro de la fuerza para salvar a Padme para que no muriera y se salvaran los gemelos.

Cuando Anakin ya estaba en lado oscuro de la fuerza peleó con su maestro Obi Wan Kenobi y Obi Wan venció a Anakin cortándole la mano izquierda y las dos piernas e incendiándolo. Dejándolo tirado en el suelo llegó el Canciller del lado oscuro de la fuerza llevándolo a tratamiento médico se convirtió en Darth Vader.

martes, 24 de mayo de 2005

El Guarén que no quería ir más al colegio

Una vez había un guarén gordo y peludo que le gustaba comer queso y jugar play station de guarén 10.000.

Una vez amaneció mañoso y se puso a llorar con cara de pescado frito porque no quería ir nunca más al colegio de guarenes.

Su tío le preguntó:-¿Aguarenadito, qué es lo que no te gusta del colegio?
Y el Guarencito le contestó: - !no me gustan las tareas, estudiar, las pruebas!

Entonces su tío y su abuela le contaron la historia del Guarén que no quiso estudiar nunca más y por eso cuando fue grande no sabía nada y todos se burlaban de el, cuando tenía que escribir las comunicaciones de sus hijitos guarencitos tenían muchas faltas de ortografía, además no sabía sumar dos más dos y siempre se equivocaba cuando compraba queso porque lo hacían leso.

Entonces este guarencito entendió que no podía dejar el colegio y se vistió rápidamente para ir junto a sus compañeritos guarenes que muy felices compartían quesito con él.

El cuenta cuentos llego

Hoy llego el cuenta cuentos asique ahora pueden molestar

viernes, 20 de mayo de 2005

Me fui a la playa (((( NO ES CUENTO)))

Me fui a la playa el cuenta cuentos asi que no molestar!!!!

martes, 17 de mayo de 2005

Las de rincón y las verdaderas

Las amigas verdaderas y las de rincón
... Despues que la amiga guagua se despidió para siempre de la amiga Viñuela se fue a luchar con la terrible araña de rincón.

Despues de una tremenda lucha la amiga guagua salió Victoriosa, de eso pasaron 3 semanas y la amiga Viñuela revivió con la muerte de la araña de rincón.

Cuando la de rincón estaba muerta vivieron muy felices sin arañas de rincón ni con arañas venenosas.

jueves, 12 de mayo de 2005

La casa antigua (NUEVO)

Había una vez un papá, una mamá y un hijo que vivían en el bosque, un día la mamá y el hijo salieron a pasear a la ciudad, vieron los productos en ofertas, las tiendas, las casas, los edificios y la calle.

Regresaron al bosque a avisarle al papá que habían edificios hermosos y que se cambiaran para la ciudad, y así sucedió pero la casa antigua todavía era suya pero solamente que ya no la usaban mucho a lo más solo iban para allá cuando querían leer con más tranquilidad y menos ruido, etc.

Un día la mamá metió al niño al colegio, al niño siempre le mandaban tareas difíciles como dividir y otras cosas más.

Un día le mandaron una tarea muy súper extra difícil que tenía que tener mucha concentración, el niño fue solo a la casa antigua a hacerla y al fin cuando terminó quería irse de esa casa y no podía ni salir por las ventanas pues la casa no lo dejaba salir y la mamá y el papá preocupados buscando a su hijo jamás lo encontraron.

miércoles, 11 de mayo de 2005

Tormenta de meteoros en la Estación Espacial

En noviembre del año 2001 , la tripulación de la Estacion Espacial Internacional disfrutó de una visión inigualable: la tormenta de meteoros Leónidas . Según recuerda el astronauta Frank Cultberson: Había cientos der ello en cada minuto, moviéndose, ¡Algo realmente espectacular ! Parecía como si estuviéramos observando OVNIS en formación aproximadamente hacia la Tierra.

Millones de personas desde la tierra pudieron ver este inusual espéctaculo; las que se encontraban en la Estación Espacial lo vieron desde el espacio. Tuvimos que mirar hacia abajo para ver los meteoros recuerda Cultberson. Mientras desde la tierra, muchas personas miraron hacia arriba.

Los meteoros Leónidas privienen de una zona de constelación Leo, de ahí su nombre: Leónidas

La muerte de la amiga Viñuela

Había una vez una amiga llamada Viñuela, que es una araña, que inventó el supersupremonotebook que se lo regaló a la amiga guagua para que lo vendiera en su quiosco y así sucedió lo vendió a 10 millones de dólares. Cuando tenían toda esa plata pagaron todas las cuentas atrasadas porque antes eran pobres y ahora son millonarias. y se compraron un auto de amigas convertible 4x4, se compraron una casa mucho más grande, se compraron muebles, lavadora y una radio multifuncional.
Por mucho tiempo vivieron felices como por 70 años hasta que llegó el día de la muerte de la amiga Viñuela. La amiga guagua empezó a llorar y le dejó miles de flores rojas.

jueves, 5 de mayo de 2005

el quiosco de la amiga guagua

Había una vez una amiga chica que tenía un muy bonito quiosco, pero que le iba muy mal porque la acusaban de que todo era muy caro; sin embargo esta amiga siempre tenía ofertas muy baratas por ejemplo 3 lápices por $100 y te llevas un celular nuevo plano Samsung gratis sin embargo nadie le venía a comprar, pero esta amiga pasaba todo el tiempo durmiendo en el quiosco y se le iban todos los clientes por eso le iba tan mal. Un día decidió no seguir durmiendo y de esa forma le llegaron muchos más clientes.

Tenía mucha variedad de productos por ejemplo:
15 lápices pasta, stic-fix, pinta uñas rojo, cotonitos, clips, corchetes, cajitas para guardar cosas, hilo azul y rojo, corrector y un celular plano.

También las cosas que más compran son: el celular, el corrector, los lápices y el pinta uñas.

Los días mas buenos de la amiga son los siguientes: Lunes y Viernes, los Martes a los jueves gana como máximo $200 y los Lunes y Viernes $5.000.

martes, 26 de abril de 2005

El bosque encantado

Había una vez un bosque encantado que llamaba la atención de una niña. Sus papás siempre le decían que este bosque estaba encantado pero la niña no escuchaba y sólo pensaba en entrar en él.

Un día, la niña decidió ir al bosque a visitarlo para comprobar si era verdad que estaba encantado, caminó hacia adentro cuando escuchó que un árbol se movía muy fuerte pero pensó que era el viento y siguió caminando. Más adelante vio un perro muy grande como de 3 metros de alto y pensó que había comido mucho para crecer de ese tamaño, así que siguió caminando hasta llegar al fondo del bosque, fue ahí que se dio cuenta de que estaba encantado porque empezó caminar un árbol hacía ella y los arbustos y el perro se acercaron con paso lento hacía donde estaba.

La niña corrió y por suerte alcanzó a escapar para llegar al camino de regreso a su casa, pero había dos caminos y tomó el caminito correcto pero como el bosque era encantado se cambió de camino al otro incorrecto y no pudo salir quedando atrapada por siempre en ese bosque.

lunes, 25 de abril de 2005

El estuche volador

Una vez, un niño llamado Salvador tenía un estuche encantado, es decir mágico, pero Salvador no sabía.

Un día cuando fue al colegio se dio cuenta de que había olvidado el estuche en su casa, entonces le pidió un lápiz a un compañero pero de pronto vio su estuche en su mochila y le pareció muy raro.

Cuando terminó la clase hubo un gran temblor y mucha lluvia y de nuevo se le olvidó el estuche pero ahora en el colegio. Al llegar a su casa vio volar su estuche hasta su habitación y se asustó mucho, le fue a avisar a su mamá y a su papá para que ellos lo vieran. Al entrar a la pieza del niño, los papás vieron que el estuche estaba encima de su cama y dijeron que era sólo imaginación pero luego vieron que el estuche empezó a volar a otra persona y también se asustaron. Ahí todos se dieron cuenta de que el estuche era mágico.

Al final el estuche regresó a su verdadero dueño, un niño mago que una vez lo perdió en el bosque.

miércoles, 20 de abril de 2005

La casa de la abuela

Erase una vez un niño que fue a visitar a su abuela al pueblo y le llevó galletas pan y otras cosas muy ricas para que comiera porque en el pueblo no había mucha variedad para comprar.

El niño atravesó toda la ciudad hasta llegar al pueblo, tocó la puerta de la casa y le abrió la abuela, al verlo se alegró mucho porque que era su nieto favorito.

Pasó una semana y el niño le pidió a su mamá que fueran a la casa de la abuela a quedarse a dormir porque los había invitado. Cuando llegaron la mamá le preguntó a la abuela cual era su pieza y le contestó que su dormitorio era como una especie de oficina chica con cama y tele de mala recepción.
Después de tomar once el niño salió al patio chico a jugar, la abuela tenía un muy bonito jardín con muchas flores y mucho pasto, entonces el niño pensó en cortar muchas flores para su mamá, le hizo un ramo muy grande pero cuando la abuela se dio cuenta de que su nieto había sacado todas las flores se enojó mucho y los echó de la casa y les dijo que no volvieran nunca más.

martes, 19 de abril de 2005

El oso -perro

Una vez una niña y un niño salieron a dar un paseo al bosque para investigar el paisaje, pero al niño se le ocurrió ir al otro extremo del bosque donde nadie podía pasar porque habían animales muy peligrosos. Los niños pasaron la reja de protección y todo estaba muy tranquilo, fueron más adentro del bosque y no había nada y decidieron irse pero al intentarlo se encontraron con un oso salvaje que casi los atrapa pero lograron escapar y corrieron a su casa.

Al día siguiente la niña no quería ir de nuevo al bosque porque temía encontrarse con el oso, pero el niño quería ir para estudiar al oso salvaje para pillarlo distraído y atraparlo para hacerle un experimento para que fuera su mascota guardián.

El niño fue solo al bosque a pillar al oso pero no estaba, lo buscó hasta que lo encontró comiendo la miel de un panal de abejas y lo atrapó. Entonces se lo llevó a su especie de laboratorio y le hizo un experimento para convertirlo en un perro guardián, y lo logró.

Ahora los niños viven con el oso-perro guardián que los cuida y no permite que nadie entre y los protege de todos los ladrones que siempre entraban a robar el laboratorio del niño.

lunes, 18 de abril de 2005

El vecino molestoso

Había una vez una familia que era muy pobre y vivían en una casa muy chica y casi siempre comían sopa. Los niños ya estaban aburridos de tomar sopa y le pidieron a sus padres que ahorraran más para que todos pudieran comer algo diferente y pudieran comprarse una nueva casa.

Pasó el tiempo y ahorraron mucha plata con la que se compraron otra casa más grande que la anterior y pudieron comprar cosas, irse de vacaciones, comprar más comida, etc.

Un día ya era de noche y tenían todas las luces prendidas pero de repente se cortaron todas las luces de la casa. Todos fueron a ver afuera para encenderlas de nuevo y no pasó nada.

Al día siguiente de nuevo era de noche y no tenían luz, los 2 hijos estaban asustados y se fueron corriendo a la cama, pero no pudieron dormir porque pensaban que les podía pasar algo malo.

Los papás sintieron unos pasos y sabían que los niños ya estaban dormidos y fueron a ver pero nadie estaba y sintieron de nuevo unos pasos y esta vez buscaron por toda la casa pero no encontraron a nadie.

A la noche siguiente escucharon los pasos y buscaron hasta en el segundo piso y nadie estaba, entonces se preguntaron quien podría ser. Siguieron buscando hasta que se dieron cuenta de que era el vecino quien cortaba la luz para molestar.

Finalmente todos muy enojados decidieron llamar a la policía para que arrestaran al vecino y así no molestara nunca más.

El lago caído del cielo

Hace mucho tiempo, en una ciudad muy austral de Chile, había un lindo lago que era muy visitado por los patos silvestres, tan comunes en nuestro país. Estos patitos jugaban encantados en sus aguas: se sumergían por mucho rato y salían muy lejos, haciendo competencias con los otros patitos para ver quien llegaba más lejos.

Un día muy frío de invierno, en que cientos de patitos jugaban en el lago, sucedió un hecho increíble: bajó tanto y tan rápido la temperatura que congeló casi instantáneamente las aguas del lago, con los patitos adentro que no alcanzaron a salir. Pero tan impresionante como el congelamiento de las aguas fue lo que sucedió enseguida. Todos los patitos se pusieron a batir sus alas, con tanta fuerza que comenzaron a elevarse ¡con el lago congelado en sus patitas!

Y así tomaron altura y enfilaron rumbo hacia el norte. Como a la altura de La Unión, bella ciudad de la X Región, ya comenzaba a derretirse el lago y decidieron bajar en un lugar que se veía adecuado.

Todos los patitos bajaron entonces en ese lugar, posando el lago cerca de esa ciudad y siguiendo felices con sus juegos en el lago. Los lugareños asombrados de ver que tenían un lago caído del cielo le pusieron por nombre Ralco, que en lengua mapuche significa “agua del cielo”.

jueves, 14 de abril de 2005

Ami el niño de las estrellas

Comenzó una tarde del verano pasado en un balneario de la costa donde vamos cun mi abuelita casi todos los años.

Comenzó a oscurecer. Yo estaba sobre unas rocas altas junto a la playa solitaria, contemplando el mar. De pronto vi en el cielo una luz roja sobre mi. Pensé que sería una bengala o un cohete de eso que lanzan para el año nuevo. Venía desendiendo, cambiando de colores y arrojando chispas.

Cayó al mar a unos cincuenta metros de la orilla, frente a mí, sin emitir sonido alguno. Sentí mucho miedo y quise correr a contarle a mi abuelita ; pero espere un poco para divisaba algo más. Cuando ya me iba, aparecio algo blanco flotando en el punto en donde había caído el avión, o lo que fuera: alguien venía nadando hacia las rocas.

Cuando se acerco más, me di cuenta de que era un niño. (...) Llegó a mi lado, se sacudió el agua del pelo y me sonrió. Parecía más o menos de mi edad, un poco menor y algo más bajito, vestía traje blanco como e piloto, hecho como de un matereal impermeable, ya que no estaba mojado(...)
Le pregunté que le había sucedido.
Aterrisaje forzoso_ contestó riendo.
¿Qué le pasó al piloto? -pregunté. Como el era un niño, pensé que el piloto tendría que ser una persona mayor.
Nada. Aquí está, sentado a tu lado -respondió.

¡Ah! -Quedé maravillado. ¡Ese niño era un campeón! ¡A mi edad ya manajaba aviones! Supuse que sus padres eran ricos.

Fue llegando la noche y tuve frío. Él se dió cuenta porque me pregunto.

¿Tienes frío?
Sí.

La temperatura esta agradable - me dijo sonriendo. Sentí que realmente no hacía frío.

Es verdad -le contesté.

Después de unos minutos le pregunte que iba a hacer.
Cumplir con la misión -respondió sin dejar vde mirar el cielo. (...)

Pensé que estaba frente a un niño impportante, no como yo, un simple estudiante en vacaciones. Él tenía una misión. (...)

Talves algo secreto...
No me atreví a preguntarle de qué se trataba.
¿No lamentas a ver perdido el avión?
No se ha perdido -respondió, dejándome sin comprender.
¿No se perdió, no se destruyó entero?
No.
¿Cómo se puede sacar del agua para repararlo... o no se puede?
Oh, si se puede sacar del agua -me observó con simpatía y agregó -¿Cómo te llamas?
Pedro -respondí, pero algo no empezaba a gustarme: él no me respondía a mis preguntas. Al parecer, se dió cuenta de mis disgusto y le hizo gracia.
No te enojes, Pedrito no te enojes... ¿Cuantos años tienes?
Diez... casi ¿y tu?
Tengo más años de lo que tu me creerias -respondió sonriendo. Sacó del sinturón uno de los aparatos parecidos a radios a pila. Era una especie de calculadora de bolsillo, la encendió y aparecieron uno signos luminosos, desconocidos para mi. Hizo algun calculo y al ver la respuesta me dijo sonriendo. No, No... si te dijo no me creerías...
¿Crees en lo extraterrestres? - Ma pregunto sorpresivamente. Tardé un poco en responder. Recorde el avión en llamas, su aparición, su calculadora con signos extraños, su acento, su traje, ademas, era un niño, y los niños no manejan aviones...
¿Eres un extraterrestre - pregunte algo de temor.
Y si lo fuera ¿ te daria miedo?
Fue entonces que supe si venía de otro mundo.
Me asuste un poco, pero su mirada estaba llena de bondad.
¿Eres malo? -pregunté tímidamente. El rió divertido.
¿Por qué?
porque eres terrícola
¿De verdad eres extraterrestre?
No te asustes - me confortó y señalo hacía las estrellas mientras me decía: Este universo está lleno de vida... millones y millones de planetas estan habitados... Hay mucha gente buena arriba.


Enrique Barrios en Ami el niño de las estrellas, Ediciones Acuarianas, Santiago, 1986 (fragmento).