Había una vez una paloma muy pero muy blanca que se llamaba Pericles, era una paloma muy juguetona que siempre esperaba las mejores oportunidades para poder aprender a volar pero no podía, hasta que a las 3 semanas después de su nacimiento aprendió porfín a volar, y aprendió a buscar su propio almuerzo, y casualmente Pericles estaba comiendo cuando encontró otra paloma blanca que se llamaba Blanca y que entre ambos se gustaron y se hicieron pololos hasta que un día encontraron una casa donde vivir, e hicieron un nido para tener los 10 mil huevos que puso Blanca y cada paloma que nació era completamente muy blanca y hermosa, excepto una paloma que tenía una mancha verde en la cabeza y eso la hacía ser única en su especie porque tenía una mancha verde y esa mancha ninguna paloma la tenía así que un día esa paloma con la mancha verde se volvió un día el rey del mundo de las palomas, y Pericles vivió muy feliz con sus hijos y su polola por toda la vida.
3 comentarios:
Pollito, por fin un cuento.... que bueno.
Y nuestro Pericles se casó y no nos invitó y además nos visita muy poco. Ese Pericles...
Un besito mi amorcito chico
Me encantó la historia de Pericles, genial su polola y los mil huevos!!! uf ella si que es una súper mamá!
A lo mejor alguna vez llega a tu balcón el hijito de Pericles con su mancha verde... no le habrá caído una gota de pintura??? jajaja
Un beso mi pollito, que bueno que volvió a escribir.
Yve
... algo raro, pero igual esta bueno
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