El edificio fantasmal

Había una vez un niño llamado Volvid que sin saberlo pasó por el callejón fantasmal para elevar su volantín y entró ahí en ese callejón porque no había visto ningún cable ni nada en donde se quedara atrapado su volantín y cada vez se echaba más para atrás y cuando se echó 3 metros para atrás se había metido al edificio en donde vivían miles de fantasmas y de a pronto siente unas manos muy suaves que le tocan la cabeza, y después muchas más manos que le tocaban de la cabeza como si le estuvieran robando energía a Volvid porque cada vez se sentía más cansado y rápidamente se fue a su casa para descansar en su cama.

Al día siguiente volvió a ese mismo callejón y tiró un líquido para poder ver todo lo que había en esa parte, y había: basura fantasmal, un edificio fantasmal, muchos cables eléctricos fantasmales, muchos fantasmas fantasmales, etc., y se puso una capa para pasarse como un fantasma del edificio y que no le hicieran nada y veía todos los cuartos de los fantasmas que eran muy bonitos, y los fantasmas tenían unos hijas e hijas muy chiquititos y bonitos, y Volvid llamó a exterminadores para que cerraran el lugar y no pudiera nadie entrar a ese lugar por seguridad de otras personas, y todos vivieron felices sin fantasmas nunca más.